
Desregulación del INYM:
“Este modelo nos está desarraigando como en la década de los 90”
La desregulación del mercado yerbatero dejó a Misiones frente a un escenario que trabajadores y productores describen como “un nuevo desarraigo”. El derrumbe del precio de la hoja verde y la pérdida de mecanismos de intervención generaron una crisis que se expande por toda la cadena productiva. Los tareferos aseguran que la situación recuerda a los años 90, cuando miles de familias abandonaron la provincia ante la imposibilidad de sostenerse en los yerbales.
El quiebre del esquema productivo comenzó con el desmantelamiento del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). El organismo fue creado en 2002 para ordenar el mercado y garantizar valores mínimos para el sector primario. Un decreto reciente prohibió al Instituto fijar o sugerir precios, y colocó a la industria en el rol de único formador de valores. El texto oficial es claro: “No podrá dictar normas o establecer intervenciones que provoquen distorsiones en los precios de mercado”.
“Con estos valores no puede comenzar la zafra“
La eliminación de esta herramienta derivó en un precio que los productores consideran inviable. Los industriales pagan alrededor de 200 pesos por kilo de hoja verde, muy lejos de los 750 pesos que los colonos señalan como necesarios para asegurar rentabilidad y un salario digno para los trabajadores. Ana Cubilla, secretaria general del Sindicato Único de Obreros Rurales (SUOR), advirtió que “con estos valores no puede comenzar la zafra” y que la desprotección “es absoluta”.
La dirigente afirmó que este modelo económico, sumado a la apertura importadora, golpeó de lleno a los pueblos yerbateros. Según el informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el 75% de la producción industrial se concentra en apenas diez empresas, mientras que tres firmas —Las Marías, Liebig y Santa Ana— explican casi la mitad del total elaborado. A esta concentración se sumó un fenómeno en alza: la importación de yerba mate creció un 276% en el primer semestre de 2025, y dos compañías —Las Marías y La Cachuera— definieron el 70% de esas compras externas.
Desregulación del INYM: golpe directo al pequeño productor
Esta dinámica profundizó el malestar en las chacras. Colonos y tareferos aseguran que la estructura productiva quedó desequilibrada y que el sector primario perdió toda capacidad de negociación. La combinación entre precios bajos, costos altos y falta de respaldo empuja a muchas familias a buscar alternativas fuera de la provincia. Para Cubilla, el proceso avanza con fuerza: “Este modelo de exclusión nos está desarraigando nuevamente, como en la década de los ‘90”.
El impacto se siente en distintas localidades yerbateras, donde organizaciones sociales advierten un movimiento migratorio que ya no se dirige a otras provincias, sino directamente a Brasil. En comunidades como Andresito y Wanda, la tendencia se volvió visible. Cubilla remarcó que los espacios comunitarios ven reducirse su asistencia cotidiana porque “muchas familias ya no pueden sostenerse en la actividad”. En su mirada, la ausencia de una política nacional que equilibre la cadena productiva profundiza un clima de incertidumbre. “Esta deshumanización te rompe todo”, sostuvo.
Diversos sectores afirman que la continuidad de la zafra está en riesgo. Los trabajadores señalan que “no hay manera de cosechar con estos precios”. Así también, que la única salida requiere una articulación entre todos los eslabones del circuito yerbatero. Cubilla insistió en la necesidad de reconstruir un proyecto que priorice a las familias que sostienen la actividad en las chacras. Por otra parte, esto permitirá recuperar condiciones dignas.
La dirigente cerró su análisis con una pregunta que atraviesa a todo el sector: ¿es posible reescribir un destino común para los trabajadores y trabajadoras de la yerba mate? En un contexto cargado de tensiones, el debate sigue abierto y la incertidumbre marca cada decisión en las colonias misioneras.