El alto el fuego en el Líbano da esperanzas a un sistema político bloqueado desde hace más de dos años
El flujo de dolientes no se detiene. Nadie viene solo. Algunos acuden con familiares, mayores y pequeños. Otros, con amigos. Sólo el ruido de una excavadora retirando la tierra mojada y ...
El flujo de dolientes no se detiene. Nadie viene solo. Algunos acuden con familiares, mayores y pequeños. Otros, con amigos. Sólo el ruido de una excavadora retirando la tierra mojada y restos de escombros interrumpe el silencio sepulcral que domina la escena. La mayoría reprimen las lágrimas. Ya las vertieron lejos de aquí. Pero hay una mujer que, entregada al sollozo, escenifica el dolor de toda una comunidad. Ante todos ellos, se abre un profundo cráter. En su fondo, estuvo su líder, Hasán Nasrala, el que había sido como un padre para ellos durante décadas como secretario general de Hizbulá. Justo dos meses después de su asesinato por parte de Israel, el pueblo libanés respiró aligerado con la llegada del alto el fuego. Los cientos de miles de chiíes que llevan semanas llorando a Nasrala continúan su duelo huérfanos.