
En Argentina Mueren 11 personas por día en accidentes de tránsito:
Cuáles son los principales errores humanos y cómo evitarlos
Durante 2024, se registraron en la Argentina 3.357 accidentes viales en los que se tuvieron que lamentar 4.027 víctimas fatales. Esto equivale a unas once muertes diarias en rutas y calles del país. Si bien la tendencia desde 2018 marca un descenso, la tasa de mortalidad se ubicó en 8,6 cada 100.000 habitantes para el período reportado, según datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).
El análisis regional revela diferencias marcadas. La provincia de Buenos Aires encabezó la lista por cantidad absoluta, con 869 víctimas fatales, seguida por Córdoba (345), Santa Fe (315) y Tucumán (205). Sin embargo, al ajustar por población, las tasas más altas cada 100.000 habitantes se observaron en provincias del norte como Santiago del Estero (14,9), Misiones (14,5), La Rioja (14,5) y Jujuy (14,1).
Perfil de las víctimas y vehículos involucrados
Las motos concentraron el 46% de las víctimas fatales en accidentes durante 2024. El 24% correspondió a automóviles, 13% a peatones, 8% a camionetas y 5% a bicicletas. El perfil predominante de víctima fatal es joven de 15 a 34 años de edad y hombre: el 78% del total corresponden al género masculino.
Las víctimas fatales motociclistas sumaron 1.680 casos. La mortalidad resultó especialmente crítica en el NOA y NEA, donde más del 60% de las víctimas mortales se movilizaban en moto. Los siniestros con motociclistas suceden mayormente en vías urbanas, mayormente en calles y avenidas, y tienden a incrementarse durante la noche
Lugar, tipo y momento de los accidentes
El 52% de los siniestros fatales ocurrieron en rutas nacionales y provinciales, mientras que el 28% se localizó en calles y el 14% en avenidas. Solo el 4% tuvo lugar en autopistas. La forma más común fue la colisión o choque entre dos vehículos, que representó el 57% de los episodios fatales. Luego los siguieron el atropello a peatones en un 13%, los vuelcos es un 11%, las caídas un 7%, los choques un 6%, y los despistes o salidas del camino, en un 3%.
La incidencia temporal muestra dos franjas de mayor riesgo: primeras horas de la mañana, entre las 6 a las 7, y la franja de la tarde-noche dada entre las 19 y las 21 hs. Estas horas coinciden con dos factores en simultáneo: el inicio o la finalización de actividades laborales, escolares y sociales, y el horario promedio en el que amanece y anochece, los dos momentos más críticos de visibilidad en las rutas, donde ocurre la mayoría de los siniestros viales. Además, hay un incremento de los incidentes durante los fines de semana.
Accidentes evitables
La estadística oficial atribuye el 90% de los siniestros viales a causas vinculadas con errores humanos prevenibles: excesos de velocidad, distracciones, consumo de alcohol, fatiga o falta de respeto a las normas. Este patrón se replica en todas las regiones, con variaciones asociadas a la infraestructura y políticas de control.
Las autoridades enfatizan la influencia de factores emocionales sobre el riesgo en la conducción. Según la ANSV, conducir bajo estados de ansiedad, enojo o cansancio eleva hasta un 30% la posibilidad de estar involucrado en un siniestro grave.
Políticas públicas
Durante 2025, iniciativas públicas y privadas avanzaron en fortalecer la seguridad vial. El Decreto 196/2025 introdujo restricciones y controles para conductores principiantes y adultos mayores, incorporando elementos de identificación, límites horarios y médicos más estrictos.
Además, se intensificaron las campañas nacionales de control de alcoholemia y de velocidad, así como los operativos federales coordinados y el uso de radares móviles. El Plan Estratégico Nacional de Seguridad Vial 2024–2027 puso especial énfasis en la protección de motociclistas, infraestructura segura y programas de concientización.
La cobertura de seguros también experimentó avances. Según datos de la Superintendencia de Seguros de la Nación SSN), al 31 de marzo de 2025, alrededor de 14,8 millones de vehículos contaban con algún tipo de póliza activa, mejorando la protección de los afectados a nivel económico.
El cambio cultural pendiente
El referente del sector seguros, Eugenio Muerza, resume el principal desafío entorno a la transformación social. “La pregunta es incómoda, pero necesaria: ¿cuántas muertes más vamos a tolerar antes de cambiar hábitos? No alcanza con controles ni con multas, necesitamos una transformación cultural. Que la seguridad vial se discuta en las escuelas, en las sobremesas, en los medios. Porque nadie está exento y todos podemos ser parte del cambio. No es destino. Es decisión. Y empieza cada vez que alguien se sube a un vehículo”, señaló el experto.
La evaluación actual muestra que los siniestros viales no responden al azar, ni solamente a deficiencias estructurales, sino a una suma de hábitos y descuidos cotidianos, en los que inciden tanto la responsabilidad individual como la eficacia de las políticas públicas.
Los costos asociados
Las consecuencias de un alto índice de siniestralidad vial no se limitan sólo a las perdidas humanas o lesiones permanentes sobre las personas. Por cada fallecido hay heridos, familias desmembradas, o formas de vida que cambian para más personas que las involucradas en los accidentes.
Pero también hay costos invisibles que consumen recursos económicos que restan presupuesto que podría dirigirse a otras prioridades sociales o de infraestructura.
Según datos recientes del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV) estiman un gasto anual en torno a 8.000 – 8.350 millones de dólares relacionado a estas problemáticas. El costo total representa aproximadamente el 2 % del PBI argentino, abarcando desde atención médica y rehabilitación hasta lucros cesantes, daños materiales e impactos administrativos.
Fuente: https://www.infobae.com