Entre locura y maldad: crónica de los peores crímenes contra menores en Misiones
“Fue Nanico” Su testimonio permitió identificar y detener a Marcelo “Nanico” Muller
Al reciente hecho de abuso y homicidio de la pequeña Fabiana Sirino, se suman los perpetrados contra Milagros Ayelén Prestes, en enero de este año; Rafael Lorenzo Saravia, en 2004 en Posadas, y Norma Esther Sequeira, en 1995 San Vicente. De los cuatro implicados, sólo uno fue considerado inimputable, es decir que no comprende la criminalidad de sus actos
La conmoción por el homicidio de la pequeña Fabiana Sirino (8), en 25 de Mayo, estremece a los misioneros por las características de un hecho tan aberrante como incalificable, ya que fue víctima de abuso sexual y 13 puñaladas que le costaron la vida.
Un corte en el cuello fue la herida mortal, pero la chiquita tuvo tanta fortaleza que alcanzó a nombrar a su agresor: “Fue Nanico”, repitió agonizante. Su testimonio permitió identificar y detener a Marcelo “Nanico” Muller (35), un vecino de la víctima en el barrio Paraíso. Así, a partir del testimonio de la propia chiquita y otros indicios, para la Policía el horrendo crimen está resuelto y el acusado afrontaría la pena de prisión perpetua.
Pero lejos está de ser un hecho aislado, ya que el pasado 11 de enero la pequeña Milagros Ayelén Prestes (10) fue violada y asesinada a metros de su casa, en Colonia Aurora. A las pocas horas fue detenido Daniel Alberto Nacimento (62), acorralado por una serie de pruebas en su contra, además de una condena previa por abuso en Buenos Aires.
En tanto, en la Unidad de Salud para Inimputables (USI) de Posadas, dependiente del Servicio Penitenciario Provincial (SPP), está alojado Emilio Fabián Fernández (60), alías “Tasmania”, preso desde el 4 de agosto de 2004, cuando violó y asesinó a un nene de apenas 3 años, su vecinito en el barrio Las Vertientes de Posadas. Luego se supo años antes había matado a su pareja.
Muy similar es el caso de Domingo Jesús Penteado (67), quien primero asesinó a su propia madre y años más tarde abusó y mató a una adolescente. Apodado “la bestia misionera” por la gravedad de sus crímenes, Penteado está preso en la cárcel de Oberá desde hace 29 años.
El caso de Tasmania
Para la justicia, a partir de diferentes pericias, Emilio Fabián “Tasmania” Fernández no comprende la criminalidad de sus actos, pero sus crímenes lo posicionan como el más temible de los inimputables recluidos en Misiones. Está preso desde el 4 de agosto de 2004, cuando violó y asesinó a Rafael Lorenzo “Aito” Saravia, de 3 años, su vecinito en el barrio Las Vertientes de Posadas.
Fue detenido casi de inmediato, luego que los habitantes del lugar trataran de lincharlo. Después quemaron su rancho. Ante el entonces juez de Instrucción Dos, José Luis Rey, el acusado confesó cómo abusó y estranguló al pequeño.
Reconoció que aquella tarde levantó a Aito en un carrito que tiraba con su bicicleta y lo llevó a su vivienda. Tras someterlo sexualmente le apretó el cuello hasta matarlo. Relató todo con pasmosa tranquilidad, como si lo que hizo hubiera sido lo más normal del mundo. “Parecía que estaba leyendo una revista y no contando las formas en que había matado a un chico”, citó una crónica de aquel momento.
Tras su detención, se confirmó que en 1992 el mismo implicado asesinó a su pareja, Maura Centurión, con quien vivía en la chacra 111. La mujer también fue estrangulada. Pero por ese primer hecho apenas estuvo preso nueve años, ya que en el proceso fue declarado inimputable por ciertos trastornos mentales.
Así, en el 2001 fue liberado porque el psiquiatra del SPP indicó que “no era peligroso para sí mismo ni para terceros”, como se dejó asentado en la correspondiente causa. Los responsables de la medida no sabían el terrible error que cometían.
“La bestia misionera”
El nombre Domingo Jesús Penteado apareció por primera vez en un expediente penal en octubre de 1984, cuando mató a su madre, Vergelina Medina (60). El hecho se registró en el paraje Machadiño, Arroyo del Medio, a unos diez kilómetros de Cerro Azul.
En marzo de 1985 confesó y argumentó que su progenitora no quería vender la chacra y por eso la asesinó de un hachazo y desechó el cuerpo en un pozo. Luego una junta médica lo declaró inimputable, por lo que fue alojado en la cárcel de Loreto.
En noviembre de 1992 el juez Correccional y de Menores N° 1 de Posadas, José Domingo Rotela, lo entregó en guarda de Pedro Galeano, quien a su vez había cumplido una condena de doce años por homicidio. Días después Galeano avisó que Penteado salió y no regresó al domicilio.
Luego, el juez Rotela explicó que la excarcelación se basó en “su buena conducta en el penal y en un informe psiquiátrico favorable”, aunque reconoció que “fue una experiencia negativa”. Otra falla del sistema judicial.
Penteado volvió a ser detenido el 26 de octubre de 1995 por el homicidio de Norma Esther Sequeira, de apenas 16 años, perpetrado en San Vicente. Fue sentenciado a prisión perpetua por el antiguo régimen de 25 años, por lo que en 2010 estaba en condiciones de acceder a salidas transitorias y en 2015 a la libertad condicional, aunque la justicia nunca autorizó que salga.
En 2022, el recluso le concedió una entrevista a El Territorio y aseguró que reza por el perdón de sus pecados. “Cómo no voy a estar arrepentido, Dios mío. Y cada día le pido a Dios que me perdone porque estoy arrepentido de todo”, subrayó. “Yo cumplí con mi pena y lo único que pido es una oportunidad para demostrar que puedo trabajar y respetar afuera. Prometo caminar bien y no fallar, y le pido a Dios que me den la oportunidad”, insistió.
El “Monstruo” de Aurora
Desde que fue detenido el pasado 12 enero, el sospechoso por el brutal homicidio de la pequeña Milagros Ayelén Prestes no recibió ni una sola visita en la comisaría de Colonia Aurora. Ni siquiera lo fue a ver la mujer con la cual convivía.
Daniel Alberto Nacimento está acusado de un crimen sin precedentes en la zona, lo que la valió la calificación de “monstruo”, ya que la autopsia practicada sobre el cadáver de la víctima confirmó abuso sexual y ahorcamiento.
Sobre las pruebas en su contra, además del relato de testigos que el día hecho lo vieron cerca del lugar donde fue hallado el cuerpo sin vida de la pequeña, también lo complica un antecedente estremecedor: entre 2009 y 2917 purgó una condena violación a una menor. Aquella sentencia fue impuesta por la Justicia Penal de San Isidro, provincia de Buenos Aires.
Ya en libertad, hace alrededor de cuatro años conoció por Facebook a una mujer con domicilio en el paraje Kilómetro 20 de Colonia Aurora, donde se instaló y alternó varios oficios, entre ellos la venta de libros infantiles, lo que no se descarta que le haya servido de fachada para entrar en confianza con los vecinos de la zona y atraer la atención de las criaturas. Una estrategia perversa.
Sí se sabe que Nacimento conocía a Milagros y sabía que solía hacer mandados para su mamá, ya que era la mayor de cinco hermanitos. Precisamente, el jueves 11 de enero la nena salió temprano de su casa, ubicada en una chacra sobre ruta provincial terrada 222, para comprar un analgésico para su progenitora que padecía dolor de muela. Fue la última vez que su familia la vio con vida.
Fuente: EL TERRITORIO