Efemérides

Este lunes la comunidad judía celebra el Pésaj: qué se conmemora

La llamada "Pascua judía" se extiende desde ahora y por ocho días.

Pésaj, el nombre original de la celebración que en latín pasó a llamarse “Pascua”, es la festividad histórica -no religiosa- de mayor importancia en la historia del pueblo hebreo. Tanto, que a pesar de que el comienzo de año judío -o año nuevo- se celebra en los alrededores de septiembre, la lista de meses se inicia en Pésaj, en el mes de Nisán, que es el número uno según el tradicional calendario lunar.

La fecha de la Pascua judía se ajusta al calendario gregoriano y varía de acuerdo a las fases de la luna, por lo tanto, nunca cae los mismos días. Este año, se lleva a cabo entre el lunes 22 y el jueves 30 de abril; y de esos ocho días, los dos primeros y los dos últimos (22, 23, 29 y 30) son considerados sagrados y no laborables.

Pésaj conmemora nada menos que el inicio de la nación judía como tal, pasando a ser de un grupo de tribus hebreas seminómadas, a constituirse y organizarse con proyección al futuro y con territorio propio en la vieja Canaán, en el actual Estado de Israel.

 

Fin de la esclavitud

Histórica y puntualmente, la “Pascua Judía” revive intensamente el fin de la esclavitud judía en Egipto, el cruce del Mar Rojo y la preparación de su conductor Moisés­ para recibir de manos de Dios las­ Tablas de la Ley. Se trata de los Diez Mandamientos, eje de las religiones monoteístas.

Esta primera religión incorporó y luego legó al posterior judaísmo conceptos que hacían referencia a la propiedad, a los derechos indivi­duales, a la moralidad sexual y a la importancia de la igualdad entre todos los miembros de la comunidad.

La principal característica de los semitas nómades era la del respeto a la vida, a los derechos personales y la devoción por la libertad.

De acuerdo al judaísmo, la libertad se logra cuando los tres niveles básicos del alma (instintos, emociones y pensamientos) actúan en equilibrio con las leyes que rigen la vida. Estas caracte­rísticas, sumadas al concepto de un Dios único, creador y legislador, pasaron a formar parte de la religión judía, y más tarde de sus conceptos políticos.

Ese judaísmo es una religión de alegría y así, con alegría, celebra la tradición del Pésaj, fiesta que, pese a la actividad ritual de toda la semana, posee contenido cívico y familiar más que las ceremonias religiosas destinadas fundamentalmente al recuerdo de las penurias de la esclavitud y la celebración de la libertad, constante motivación de las fiestas judías.

 

Agradecimiento a Dios

La Pascua era antiguamente la exaltación del agradecimiento al Dios único, y desde todo el país los judíos “bajaban” a su capital Jerusalén para alegrarse y cumplir con los preceptos religiosos, para honrar la fecha y reunir las familias y tribus.

Estas costumbres siguen convocando a los israelitas de todo el mundo: se sigue comiendo el pan ázimo, sin levadura, en una cena en la que un trozo de hueso asado recuerda el sacrificio del cordero pascual, y se siguen probando las hierbas amargas que rememoran la amargura del esclavo y brindando con el vino de la celebración.

Y la familia se junta para cenar en el “séder”, la comida que reúne a todos con su carga de simbolismos históricos. Quizás, esos símbolos en la cena de toda la familia son parte de la argamasa con la que se consolidó en los siglos la pervivencia del pueblo judío.

Los días sagrados en el calendario judío no son días de fiesta, de vacaciones o meras conmemoraciones de eventos pasados. Son más bien tiempos de rejuvenecimiento, cuando se recupera el contacto con las verdaderas raíces judías.

Pésaj está asociado con el “orden”, el punto de partida de donde todo lo demás fluye. Es el “séder” -el principio- del pueblo judío.

Fuente: (P.E.)

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