
Inspección en Zaporiyia
Las alarmas de seguridad activadas en Europa desde marzo, cuando el Ejército ruso se hizo con la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, no han dejado de em...
Las alarmas de seguridad activadas en Europa desde marzo, cuando el Ejército ruso se hizo con la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, no han dejado de emitir señales cada vez más atronadoras a raíz de los combates habidos en su vecindad, de la desconexión y conexión de varios reactores no del todo aclarada y del cruce de acusaciones entre los contendientes. La advertencia hecha por António Guterres, secretario general de la ONU, en el sentido de que «cualquier ataque a una central nuclear es suicida» apenas ha tenido efecto en orden a serenar los ánimos, recalentados en grado sumo a principios de agosto por las declaraciones del general ruso Vitali Vasiliev: «La central nuclear de Zaporiyia será nuestra o de nadie». Todo ello en medio de la opinión compartida por muchos analistas militares sobre el bloqueo de la guerra, sin cambios sustanciales en los frentes.