
Un suspiro de alivio recorrió Europa tras las elecciones francesas del pasado 7 de julio. El Reagrupamiento Nacional (RN), a pesar del abandono de su apariencia extremista, sigue exhibiendo un soberanismo poco compatible la profundización de la construcción europea. En el plano interno, la sombra de sospecha que ha lanzado sobre los franceses con doble nacionalidad ha chocado con los valores de igualdad cívica que muchos consideran inherentes a la República. Al no haber conseguido la mayoría absoluta, la perspectiva de un conflicto institucional se ha alejado.