
La construcción en vilo:
El sector perdió 13,7% de su empleo formal en dos años
El sector de la construcción enfrenta un escenario desafiante. Entre noviembre de 2023 y julio de 2025 se perdieron 60.462 empleos formales, según el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Aunque el sector no logra recuperar el ritmo previo a la crisis, mantiene su estructura productiva y busca sostener la actividad en distintos puntos del país.
En este marco, el periodista Juan Carlos Argüello sostuvo en Canal Doce que estas cifras “son consecuencias lógicas de dos años de parálisis de la obra pública en Argentina y su correlato en la actividad privada”. Agregó que “el país vive una etapa de recesión con altas tasas que influyen en la inversión en construcción”, lo que ralentiza la generación de empleo.
El periodista explicó que “son 60 mil empleos menos en el sector de construcción, uno de los más golpeados de la situación”. Aunque aclaró que “este número se podría duplicar teniendo en cuenta los empleos indirectos relacionados al sector”. En este sentido, remarcó que el impacto también alcanza a los proveedores, transportistas y contratistas que dependen de la actividad.
De acuerdo con los datos del IERIC, la caída del empleo formal equivale a una baja del 13,7%, mientras que el número de empleadores disminuyó 10,6% interanual en septiembre, el registro más bajo en dos décadas, con excepción de 2020. Los indicadores sectoriales, como el Índice Construya, el consumo de cemento y el ISAC, siguen por debajo de los niveles previos a la recesión.
Cómo se encuentra el sector de la construcción en Misiones
En el plano provincial, Misiones también siente el impacto. “En Misiones la construcción es uno de los sectores más golpeados. Al no haber obra pública la actividad se redujo, y si bien hay obras privadas, son mínimas”, señaló Argüello. Según los registros locales, se perdieron 2.500 puestos de trabajo, lo que representa un 34% menos que el año pasado.
A pesar del retroceso, el sector mantiene expectativas de recuperación. Las cámaras empresarias y los gremios confían en que una eventual reactivación de la obra pública o incentivos a la construcción privada puedan revertir la tendencia. En esta línea, destacan el potencial de las economías regionales como motor de empleo.
Sin embargo, Argüello advirtió que “la preocupación se extiende porque por parte del gobierno nacional no hay indicios de cambiar su política en cuanto a la inversión pública”. Recordó que el Presupuesto 2026 no prevé partidas significativas para nuevas obras, aunque desde las provincias insisten en la necesidad de sostener proyectos que generen empleo formal.