
La destrucción de la presa agrava el drama humanitario en el ya muy castigado sur de Ucrania
El tormento que padecen los ucranianos desde que hace 15 meses Vladímir Putin decidiera borrar su identidad nacional y someter al país para convertirlo de nuevo en un apé...
El tormento que padecen los ucranianos desde que hace 15 meses Vladímir Putin decidiera borrar su identidad nacional y someter al país para convertirlo de nuevo en un apéndice de Rusia por su osado acercamiento a Occidente, un plan que en gran medida ha fracasado, ha adquirido renovados bríos en el sur de Ucrania. La voladura el martes de la presa de Nova Kajovka ha dejado en la indigencia a miles de personas, a medida que el desbordamiento de las aguas del Dniéper anegaba pueblos y campos de cultivo, como si un diluvio bíblico se hubiera abatido sobre una de las regiones que más han sufrido desde el comienzo de la invasión. Con el agua hasta las rodillas en algunos lugares, coronando tejados en otros, las labores de rescate y evacuación avanzan con lentitud y en medio de una guerra que no cesa.