
La industria argentina profundiza su caída |
La contribución al PBI retrocede al 16,83%
Un nuevo reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) revela que la industria manufacturera del país sigue operando en niveles deprimidos: el uso de la capacidad instalada en los establecimientos fabriles promedió apenas 59,4 puntos sobre 100 en agosto, muy por debajo del nivel medio de 62 desde 2016.
Principales conclusiones
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De los doce grandes sectores industriales, sólo tres mostraron un nivel de actividad superior al promedio de la década.
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Las ramas con menor ociosidad son pocas: por ejemplo, petroquímica/refinería rondó el 21,9 % de ociosidad, celulósico-papelera 26,6 %, metálica básica 27,6 % y minerales no metálicos 31,7 %.
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En agosto, la industria de alimentos y bebidas operó al 66,6 % de capacidad; metálica básica al 70,4 %; y refinación de petróleo al 86,1 %. En cambio, otras ramas como caucho y plástico cayeron a apenas 42,1 % de utilización.
Contribución al PBI: en retroceso
En el segundo trimestre de 2025, la industria aportó 16,83% al Producto Bruto Interno, un nivel inferior al promedio de la última década (18,17%) y alejado aún más del 20,31% que tenía en el decenio anterior.
De 23 subsectores analizados, sólo seis ampliaron su incidencia: fabricación de vehículos automotores (subió 0,71 puntos porcentuales hasta 4,66%), máquinas y equipos (+0,67 pp hasta 7,43%), refinación de petróleo y coque (+0,42 pp hasta 3,87%), prendas de vestir (+0,28 pp hasta 3,35%), sustancias y productos químicos (+0,11 pp hasta 14,93%) y papel y productos de papel (+0,02 pp hasta 3,21%).
Factores de la debilidad
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Mucha capacidad ociosa: menos de dos tercios de las plantas funcionan, lo que implica que los costos fijos deben distribuirse entre menor volumen. Esto presiona tanto los precios internos como la competitividad internacional.
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Venta y producción debilitadas: según el monitoreo del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU), el índice de actividad industrial de agosto fue de 45,3 puntos, lo que evidencia un ritmo por debajo del umbral de expansión.
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Las expectativas empresariales se deterioraron: se reporta que el 43,5 % de las empresas consulted declaró caída de ventas, el 36,3 % de producción, y el 24,4 % redujo personal —el nivel más alto registrado en la serie.
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La demanda interna es una preocupación central: el 40,1 % de las compañías señaló como problema clave el bajo consumo, y el 22,5 % mencionó la caída de demanda proveniente de otras industrias.
Implicancias y riesgos
El retroceso industrial no es sólo una cuestión sectorial: tiene efectos sobre la creación de empleo, la inversión, la balanza comercial y la competitividad. Con una contribución al PBI que baja, la industria pesifica menos en la generación de riqueza nacional y puede debilitarse aún más si no se revierten estos indicadores.
Además, la combinación de alta ociosidad y bajo uso de planta alerta sobre la necesidad de reformas estructurales, mayor inversión, diversificación productiva y estímulos a la demanda interna.
En resumen: la industria argentina se encuentra en una fase de debilidad estructural que se ve reflejada no solo en niveles operativos sino también en su participación en el PBI, lo que plantea un desafío relevante para la política económica y productiva.