
Por la crisis, la gente acude al odontólogo solo cuando le duele
Muchos suspendieron tratamientos largos o los postergaron para más adelante.
Hace dos años, las trabas a las importaciones hacían muy dificultoso el trabajo de los odontólogos porque escaseaban los insumos necesarios para la práctica profesional y ahora, cuando hay luz verde para importar y el precio de los mismos se mantiene más o menos estable, la mayoría de las personas no tienen plata para ir al odontólogo y solo acuden en caso de extrema necesidad.
Con las coberturas de las obras sociales en clara retirada en el campo de la salud bucal, el costo de las prestaciones cae casi en su totalidad sobre el paciente.
En Misiones, además, muchas personas buscan precios más bajos en los países limítrofes. Al respecto, según confirmó el vicepresidente del Colegio de Odontólogos de Misiones, Oscar Quagliozzi, “la disparidad de nuestra moneda hace que muchas personas de las localidades limítrofes a Brasil, como Puerto Iguazú y Bernardo Irigoyen, busquen atención odontológica del lado brasilero”.
Para el profesional, hay diferencias entre los tratamientos que se realizan en el país “muchas veces, los pacientes desconocen estas diferencias y la cuestión económica determina que se elija lo más barato. De igual manera, tratamos de fidelizar a nuestros pacientes demostrando la calidad de atención, en materiales y la inversión en tecnología, además que buscamos alternativas para financiar el tratamiento de los pacientes”.
Alto costo
Quagliozzi admitió que algunos tratamientos odontológicos son muy costosos “algunos representan la mitad del sueldo del paciente y otros son tratamientos largos que, en el marco de la inestabilidad económica que tenemos en el país, las personas eligen no hacerlos o dejarlos para más adelante”.
Para los que no tienen obra social, los costos de una consulta odontológica pueden rondan entre 20.000 a 30.000 pesos.
En cuanto a los tratamientos, “siempre depende de lo que necesita cada paciente, porque no es lo mismo la extracción de una muela de juicio retenida en hueso donde hay un nervio cerca y se requieren estudios radiográficos que una extracción más simple. Mientras que la primera ronda los 200.000 pesos las más simples se cobran entre 100.000 a 120.000 pesos”, indicó. En este contexto, continuó “no es lo mismo una restauración pequeña con una resina que una más grande”.
Valores desfasados
En cuanto a las obras sociales, Quagliozzi aseveró que los valores que pagan por las prestaciones quedaron “desfasados” respecto al valor mínimo ético defendido por el Colegio Profesional, establecidos a partir de estructura de costos.
Pese a esta situación, admitió que muchos odontólogos “volvieron a ser prestadores de obras sociales pero cobran un diferencial aparte”.
Indicó que las situaciones más complejas se dan con las prepagas más costosas para sus afiliados porque pagan lo mismo que el resto de las prepagas y obras sociales, “los odontólogos necesitamos trabajar porque vivimos de esto pero no nos alcanza con lo que pagan las prepagas… y por eso se llega a ese cobro diferencial que garantiza también que el paciente no quede sin atención”.
En general, indicó que sí mejoraron los plazos de los pagos. “Igual, tenemos algunas entidades, como las cooperativas tabacaleras del interior, que tienen un atraso indigno, de más de cuatro a cinco meses. La verdad es que terminamos siendo financistas de las obras sociales y los pacientes cautivos”, advirtió.
Bocas mutiladas
La salud bucal de los misioneros no es buena, “especialmente en los estratos sociales de menores recursos donde la odontología debe hacer un mea culpa porque deberíamos hacer mayor hincapié en la prevención, sobre todo en la población infantil. Se subestima la prevención en los niños porque tienen dientes de leche pero estamos viendo cada vez más afecciones”, indicó.
Señaló que aún hoy hay personas que piden la extracción dental como “tratamiento” ante el dolor, “nos encontramos con personas de 50 o 60 años que tienen sus bocas mutiladas, ya sin dientes y portadores de prótesis completas. Estamos hablando de personas jóvenes que, al no tener dientes, se ven limitadas no solo en la alimentación sino también en lo estético”.
La crisis también impactó en la suspensión de tratamientos, “es algo lógico, cuando falta dinero para la alimentación se corta por la salud y solo se recurre ante el dolor”.
Confió además que cada vez más personas acuden al sistema público de salud para acceder a tratamientos odontológicos “sobrecargando la demanda de atención de estos pacientes que antes acudían a los consultorios privados”.