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Posadas: “De casi 500 oleros, hoy solo queda activo el 30%”

En su momento, más de 490 familias vivían de esta actividad

Posadas: “De casi 500 oleros, hoy solo queda activo el 30%”

En su momento, más de 490 familias vivían de esta actividad

“Hoy no está lindo ni feo. Está fulero. Está horrible”, dijoJuan Acosta resume así la situación actual de los oleros de la capital misionera. Es presidente de la Asociación de Oleros afectados por la represa Yacyretá, y representa la voz de una comunidad artesanal que agoniza en silencio. El oficio de moldear ladrillos a mano, transmitido de generación en generación, se encuentra en franco retroceso. 

En su momento, más de 490 familias vivían de esta actividad. Hoy, apenas el 30% continúa trabajando, muchas veces en condiciones aún más adversas. El resto, dice Acosta  en diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, “ya quedó sin tierra o falleció”. Su relato desnuda una dura realidad: la tierra que alguna vez les fue cedida por el Estado hoy es un barrio más. El predio conocido como El Porvenir II, ubicado detrás de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), había sido destinado exclusivamente para la actividad olera. 

Sin embargo, con el paso de los años, fue ocupado por viviendas particulares y relocalizaciones que acabaron por desalojar, indirectamente, a los artesanos del ladrillo. “La quema de barro produce gases tóxicos y eso afecta a los chicos. Por eso las olerías siempre estaban alejadas. Pero después nos trajeron vecinos. Y ahí se complica la convivencia”, explica Acosta.

La caída generalizada en la obra pública y privada repercutió directamente en la demanda de ladrillos. Según Acosta, hoy los oleros apenas pueden competir con grandes fábricas.A eso se suma la falta de insumos clave como aserrín, viruta y leña. La mayoría de los aserraderos de los que se servían cerraron, y aquellos que siguen funcionando están lejos, lo que encarece aún más los costos de producción debido al transporte. “Para conseguir esos insumos hay que ir hasta Santa Ana o San Ignacio, pero el costo del flete lo encarece todo”, lamentó.

¿Es rentable ser olero? Desde afuera, podría parecer que sí. Haciendo mil ladrillos por día -una cantidad relativamente baja para la capacidad promedio de un olero- se puede obtener una ganancia neta de hasta 50.000 pesos. Pero es un ingreso condicionado al buen clima, a la disponibilidad de materia prima, a que haya mercado para vender, y a que la tierra sea apta.

“El olero no tiene día. Si llueve un lunes, es como un domingo. Pero si el domingo está lindo, se trabaja igual”, cuenta Acosta.Además, la venta se realiza de manera directa y en efectivo. La mayoría no cuenta con medios de pago digitales ni redes de distribución formalizadas. “Nosotros vendemos en el horno. Ahí está la calidad”.

Con un oficio que no se aprende en una escuela sino en la vida misma, los oleros muchas veces no tienen alternativa.“Después de los 40 o 45 años ya no te toman en otro lado. No podés empezar de plomero o electricista. Quedás desocupado”, dice Juan. 

Por eso, muchos se organizan en grupos para ofrecer otros servicios: fumigación, poda, electricidad, construcción básica.La venta directa se realiza en El Porvenir I, detrás de la UNaM. Allí aún resiste una comunidad que, pese a todo, no baja los brazos. Si bien ya no tienen tierras fiscales y deben alquilar para producir, buscan sostener el oficio como pueden. “Nos organizamos. Si hay un pedido grande, nos juntamos tres o cuatro y lo cumplimos. Así trabajamos”, dice Acosta.

Fuente: https://www.primeraedicion.com.ar